Cirsa Art nace como una expresión de conexión entre arte, alma y transformación. Es el árbol simbólico que representa mi forma de crear: con raíces que sustentan el propósito y dan vida al proceso, y ramas que dan frutos únicos hechos para realzar la esencia de cada persona.
Cada pieza es una pequeña obra de arte hecha a mano, pensada no solo como un accesorio, sino como un reflejo de identidad y autenticidad.
Cirsa Art es más que una marca. Es mi forma de honrar el proceso artístico. Cada colección brota de una inspiración diferente, pero todas tienen algo en común: están creadas con presencia y propósito, y son fruto de un proceso íntimo y significativo.
Cirsa es un nombre que elegí como símbolo de amor, hogar y raíces profundas. Es una transformación íntima y personal de un apellido que representa ese lugar de apoyo, comprensión y armonía.
Con el tiempo, la palabra Cirsa se ha convertido en mucho más: una forma de crear desde lo que soy, lo que siento y lo que me enraíza.
Todo empezó con una búsqueda muy personal. El arte siempre fue mi refugio, una manera de expresarme, de sostenerme, de conectar.
Mi vida laboral, en cambio, transcurrió por caminos muy distintos. Estudié Educación Infantil y me enamoré de esa etapa vital tan pura y mágica. Aun así, fui encadenando empleos muy variados —incluso en el extranjero—, siempre con la sensación de estar buscando algo más profundo. Un espacio donde pudiera ser auténtica.
Fue durante una baja laboral, en medio de un vacío vital, cuando el arte volvió a mí de una forma inesperada. Gracias a una gran amistad conocí la arcilla polimérica, y muy pronto supe que podía dedicarme a esto. Cuanto más aprendía, más creaba… y más sanaba. A través de cada pieza, fui encontrándome de nuevo.
Ese camino, hecho de búsqueda, conexión, aprendizaje y constancia, es lo que con el tiempo fue dando forma a Cirsa Art.
Mi intención con Cirsa Art no es simplemente crear pendientes o adornos. Quiero ofrecer piezas que conecten con quienes las eligen, que transmitan belleza, fuerza y autenticidad.
Cada diseño está hecho para destacar lo único en ti. No hay dos piezas iguales, y eso forma parte del mensaje: lo bello está en la diferencia, en lo auténtico, en lo hecho a mano.
También me mueve el deseo de recuperar el valor de lo artesanal. Cada creación pasa por mis manos, desde el boceto hasta el último detalle.
La arcilla polimérica es un material que se moldea fácilmente con las manos o herramientas, y se endurece al cocerse en horno a baja temperatura (habitualmente entre 110 °C y 130 °C). Una vez horneada, se vuelve resistente, ligera y duradera, ideal para crear piezas de joyería únicas y cómodas de llevar.
Su versatilidad es una de sus grandes virtudes: permite imitar piedras, minerales, cerámicas, crear geometrías o formas orgánicas. Permite una creación libre y artesanal, con tiempo, dedicación y cuidado en cada paso.
Cada pieza pasa por un proceso manual de lijado para suavizar las superficies y los bordes. Después se aplica barniz para dar brillo y proteger el acabado, aportando un resultado final pulido y profesional.
Por último, se realiza el montaje: cada pendiente se ensambla con enganches metálicos cuidadosamente elegidos según el diseño. Trabajo con distintas monturas (de poste, tipo gota, bola, etc.), que selecciono en armonía con los colores y formas de cada pieza.
Hoy, la arcilla es mi materia base. Y aunque cada diseño tiene su historia, todos nacen de lo mismo: del arte de convertir materia en expresión personal.
Espero que lo que encuentres en Cirsa Art conecte con tu forma única de sentir, vivir y expresarte.
